El Área de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de León junto con la Agencia Espacial Europea e Indra, trabajan juntos para afrontar el reto que supone la basura espacial. Para ello, se está realizando un estudio con el fin de conocer el movimiento de estos residuos y cuál será la trayectoria que van a seguir, de manera que se pueda garantizar un espacio más seguro para misiones espaciales futuras, evitando cualquier riesgo de colisión.
Desde el comienzo de la era espacial en los años 50, se han realizado innumerables misiones espaciales que han dado lugar a una gran cantidad de residuos, fragmentos de cohetes, naves e instrumentos, que quedan orbitando alrededor de la Tierra sin ningún control.
Pese a que en la actualidad existen protocolos para intentar reducir la cantidad de estos residuos; debido a la desintegración de los mismos, el área ocupada por ellos es cada vez más grande, lo cual supone un gran problema puesto que se relaciona de forma directa con el número de colisiones que se producirán en el futuro.
A parte del problema de seguridad que esto supone para nuevas misiones, el aumento de colisiones producirá también un incremento de estos escombros, haciendo imposible salir al espacio.
De esta forma, el objetivo de este estudio es el de profundizar en el movimiento de estos residuos, ejecutando numerosos cálculos desde el Centro de Supercomputación de Castilla y León (SCAYLE), situado en el Campus de Vegazana, basándose en datos obtenidos por el radar S3TDR situado en Morón de la Frontera.
Un proyecto en el que se analiza la influencia de la forma del escombro y su movimiento de rotación, en el movimiento de orbital del mismo, utilizando únicamente los datos del radar y con la finalidad de obtener unos algoritmos de predicción mejorados que permitan evitar colisiones.